
La práctica deportiva, ya sea recreativa o profesional, demanda una atención especial hacia la hidratación. El agua es esencial para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, y en el contexto del deporte, su importancia se magnifica aún más.
En este artículo, exploraremos la relevancia de mantenerse hidratado durante la actividad física y cómo una adecuada ingesta de agua puede mejorar significativamente el rendimiento deportivo.
1. La Base de la Hidratación en el Deporte:
Para mantener un rendimiento óptimo durante la práctica deportiva, es fundamental establecer una base sólida de hidratación. La recomendación general es consumir entre 30 y 60 ml de agua por cada kilogramo del peso corporal de la persona. Es decir, si una persona pesa 70 kg, debería beber entre 2,100 y 4,200 ml de agua al día para cubrir sus necesidades básicas. Esta ingesta puede variar dependiendo de factores como la intensidad del ejercicio, la temperatura ambiente y la duración del entrenamiento.
2. El impacto de la deshidratación en el rendimiento deportivo:
La deshidratación puede afectar negativamente el rendimiento deportivo y poner en riesgo la salud del atleta. Incluso una pérdida leve de líquidos puede llevar a una disminución del rendimiento, fatiga prematura y menor capacidad para regular la temperatura corporal. La deshidratación también puede aumentar el riesgo de lesiones y calambres musculares.
Cuando se pierde más líquido del que se repone, la deshidratación se vuelve más pronunciada. Es importante estar atentos a los signos de deshidratación durante el ejercicio, como sed intensa, boca seca, orina oscura y concentrada, mareos o debilidad. Si experimentas alguno de estos síntomas, es esencial detener la actividad física y rehidratarte de inmediato.
3. Hidratarse antes, durante y después del ejercicio:
Para mantenerse hidratado adecuadamente durante el deporte, es fundamental adoptar una estrategia de hidratación en tres fases: antes, durante y después del ejercicio.
Antes del ejercicio: Asegúrate de comenzar el entrenamiento bien hidratado. Bebe aproximadamente 500 ml de agua una o dos horas antes de iniciar la actividad física.
Durante el ejercicio: Durante el entrenamiento, bebe pequeños sorbos de agua cada 15-20 minutos. La cantidad necesaria varía según el individuo y las condiciones ambientales, pero un objetivo general es consumir entre 150 y 250 ml cada 15 minutos.
Después del ejercicio: La rehidratación es clave para la recuperación. Trata de consumir 500-750 ml de agua en las primeras dos horas después del ejercicio, y continúa bebiendo líquidos en las siguientes horas para reponer los niveles de hidratación adecuados.
4. Consideraciones Adicionales:
Además de agua, en el deporte también es importante considerar la reposición de electrolitos, especialmente cuando el ejercicio es prolongado y se suda en exceso. Las bebidas deportivas pueden ser una opción para reponer los electrolitos perdidos, pero también puedes optar por alimentos ricos en electrolitos como plátanos, naranjas, datiles.
5. Toma de Conciencia y Mejora del Rendimiento:
La hidratación en el deporte es una herramienta poderosa para mejorar el rendimiento y cuidar la salud del atleta. Tomar conciencia de nuestras necesidades individuales de hidratación y mantener una estrategia adecuada antes, durante y después del ejercicio puede marcar la diferencia en el logro de nuestros objetivos deportivos. ¡Recuerda, mantente hidratado y alcanza tu máximo potencial en cada entrenamiento!
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